jueves, 18 de junio de 2015

VARIACIÓN SOBRE UN TEMA DE MONTERROSO

Hace mucho, mucho tiempo, en una flexible y musculada región de Esparta nació un bebé fofisano. Tras ser examinado con atención y asco paralelos por el médico y la enfermera de la época, fue asesinado y arrojado al basural de los infinitos fofisanos precoces.

Más de veinte siglos más tarde, los espartanos civilizados y cultos del siglo XXI, humillados por la crueldad de sus antepasados, por la derrota de las Termópilas y por su ignorancia de la filosofía platónica, prohibieron las comidas hipercalóricas, y abrieron un gimnasio en cada calle en honor de aquellos niños que no tuvieron la oportunidad de muscularse y marcar sus abdominales. Quisieron, además, recuperar los pequeños restos de aquellas criaturas fofisanas prehistóricas para darles un sepelio digno y el adiós que merecían.

Y así, tanto tiempo después, cada vez que nacía un monstruito fofisano, era asesinado y abandonado con el mismo asco incurable de los siglos pasados en un cementerio de amplias dimensiones que inauguró Cristiano Ronaldo en el extrarradio de la ciudad. Pudieron de este modo, las nuevas generaciones de valerosos atletas y guerreros espartanos, seguir muriendo en las Termópilas, ignorando la filosofía platónica, odiando la flaccidez, machacándose en el gimnasio, y salir del desempleo que asolaba el país mediante el muy pujante y próspero negocio de las pompas fúnebres.






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